Hemos entrado de lleno en la era de la rabia, aunque en cada país las causas que la explican son únicas. Sin embargo, el hecho de que estas erupciones se produzcan regularmente por todo el planeta, lo mismo en países desarrollados que en naciones pobres, nos indica que estamos ante una nueva subjetividad política del radicalismo plebeyo y que hay en ellas elementos que les son comunes. La expropiación de los modos de vida y lo común, la generación de otras opciones de vida alternativas, el desarrollo de la cooperación y la resistencia, y la pretensión de imponer la disciplina clasista han creado un coctel social explosivo.
¿Cuáles son esos elementos? Básicamente seis. Primero, la creciente precarización y polarización social que el modelo neoliberal creó en todo el mundo. Desmanteló redes de protección social, adelgazó los sectores medios y fabricó una nueva camada de ricos inmensamente ricos. Segundo, la cancelación de un horizonte de bienestar o de ascenso social para muchos jóvenes; ellos son los nuevos desposeídos. Tercero, el divorcio creciente de los políticos profesionales y la democracia representantiva con respecto a amplias franjas de la población. Cuarto, las migraciones desde las antiguas colonias a las metrópolis, que ha creado una clase de trabajadores no ciudadanos. Quinto, la emergencia de lo plebeyo en defensa de lo común. Sexto, la autorganización en forma de red de los nuevos sujetos que expresan su cólera, facilitada por los teléfonos móviles y la Internet.
Para comprender esta nueva etapa vale la pena asomarse a la historia. El libro de Peter Linebaugh y Markus Rediker, La hidra de la revolución: marineros, esclavos y campesinos en la historia oculta del Atlántico ofrece un eficaz espejo para ver nuestro tiempo. La semejanza entre la epopeya de los niveladores que se dedicaban a destruir las cercas con los que se pretendía privatizar las tierras comunes, y la lucha de los Sin Tierra en Brasil contra las plantaciones de Syngenta son asombrosas.
Entre el 26 de diciembre y el próximo 5 de enero, en la ciudad de México y en Chiapas, los zapatistas realizarán el Festival Mundial de la Digna Rabia, espacio de encuentro y reflexión “para que las distintas rabias, luchas y procesos de organización se encuentren unos con otros”. El evento, convocado antes de la revuelta griega, muestra la capacidad de anticipación que los rebeldes mexicanos tienen para percibir las nuevas tendencias de la lucha social. La reunión dibujará una radiografía de la rabia contra la máquina esclarecedora para todos aquellos que luchan por un mundo nuevo.