Aunque el shock del fatal accidente del martes ha causado una especie de amnesia colectiva, la verdad es que las cosas no se ven mejor (aunque los televisos y su campaña optimista lo afirmen).
Lo cierto es que ir al super o a la comer causa el mismo efecto: se gasta una lana en comida, pues todo sigue subiendo. Y para aquellos afectos a las tarjetas de crédito, aguas, que ya se confirmo un alza en las tasas de interes a partir de septiembre y todo tiende a que sigan hacia arriba.
Para diciembre pinta interesante el efecto de una cartera vencida brutal por este concepto. Claro, si alguien espera que como a las empresotas, el gobierno llegue para alivianarles la deuda, permitanme llamarles ILUSOS.
Aunque caigan las estadisticas macroeconómicas y los empresarios se lamenten de la baja en ventas, apliquen abstinencia en gastos superfluos: regalos, viajes, comiditas, champan y alguna que otra mamada.
De otra manera, enero podría titularse LIMITE VERTICAL. Lo único que promete reactivar la economía el año entrante, son los melones que los partidos despilfarrarán en las campañas electorales.
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