Si llega el día en que tengan que hacer algo que no les guste y no les quede de otra, me parece buena práctica encomendarse al Creador para tener la fuerza para aguantar lo que venga, pues es natural dudar y sentir miedo.
Y aunque esto signifique aguantar un calvario, al final lo que es seguro es que habrá un cambio.
Pero en el proceso no se trata solo de aguantar los azotes, sino de mostrar garbo y actitud mientras se consigue el objetivo.
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