Raro. Chávez propina un interesante gancho al hígado de la industria cementera, con el anuncio de la nacionalización de las cementeras. He estado en Venezuela y recuerdo que Apasco tenía operaciones por allá; y también Cemex, que tiene más del 50% del mercado. Así que la mayor parte del daño lo resentirán las compañías mexicanas.
Pero ¿porqué esta industria y en este momento?
El gobierno venezolano, a través del ministro de Industrias Básicas, Rodolfo Sanz, justificó la nacionalización al acusar a las empresas cementeras de incurrir en una “cartelización” al propiciar un encarecimiento de los productos que fabrican y desabasto en el mercado interno, al optar por exportar la mayoría de su producción.
Queda claro que Venezuela debe tener grandes reservas monetarias por sus ingresos petroleros, por lo que capital tienen para pagar las indemnizaciones por concepto de infraestructura.
Pero las perdidas ya se cuentan, de entrada por la baja en las acciones de Cemex, lo que quiere decir que Venezuela es un punto estratégico de producción y distribución para esta compañía.
En este caso la IP se rasga las vestiduras; pero en las privatizaciones se hinchan de furor.
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