domingo, enero 30, 2011

Las revoluciones que comienzan

Que enero tan duro. También con pérdidas como las del tatic, Samuel Ruiz.

Pero los vientos del cambio soplan. Primero fue Tunez y ahora Egipto. El común denominador es la presencia de regímenes aferrados al poder por más de 20 años. La gente se harto, pero la combinación letal es la crisis económica.

Facebook y Tweeter forman parte de la resistencia civil, permitiendo la organización de la población. En Egipto, se apagó la red. Como esa linea del Episodio I: una interrupción en las comunicaciones significa invasión; aquí podemos agregarle, represión.

La chispa como tal no es una metáfora. En Túnez, la Intifada de Sidi Bouzid, que comenzó en la ciudad de Sidi Bouzid, fueron una serie de protestas democráticas, con gran presencia de jóvenes, que sentaron un precedente en el mundo árabe y consiguieron derrocar al gobierno autocrático de Ben Ali. Los medios de comunicación han tomado como fecha de inicio el 17 de diciembre de 2010, cuando el joven diplomado informático Mohamed Bouazizi se quemó a lo bonzo para protestar por la acción de la policía que, al confiscarle su puesto callejero de venta de frutas, le había condenado al paro, y continuaron por la reacción de la población con fuertes protestas ante el suceso, así como por el incremento excesivo de los precios en los alimentos básicos, la corrupción, las malas condiciones de vida de los habitantes tunecinos y la falta de oportunidades para superar la crisis económica que sufría el país desde 2008.

La chispa en realidad ha sido tomada por más de un pueblo. Ahora Yemen, Jordania y Argelia tendrán preocupaciones ondas.

Pero la preocupación de Washington y la UE, es la posibilidad de que grupos islámicos extremistas tomen el control. Algo hipócrita considerando que han estado financiando a los regímenes totalitarios de la zona desde hace mucho tiempo.

Es curioso como el orden puede cambiar con un golpe certero. Cuidado con los sinsentidos como el del arribo de Baby Doc a Haití.

¿Qué tan diferente es lo que nos esta pasando? No mucho. Estamos en medio de una guerra de baja intensidad, adormecidos por los medios. Pero hay quienes no tienen TV.

¿Por qué no ha sucedido algo asi? Los negocios se arruinan. Estamos muy cerca de USA, aunque una guerrita cerca les saldría más barato que Afganistán.

OJO. El contagio no solo tiene que ser local; los migrantes pueden tener también un papel.

lunes, enero 24, 2011

Mexicanos correctamente expresados

Hoy mi oído se levantó escuchando lo que regularmente suena como el parloteo de la muchedumbre. Algunas conversaciones me interesaron, no tanto por el contenido, sino por los usos y costumbres que empleamos en ciertas circunstancias. He aquí algunas instantáneas.

Primera escena: Tomas el teléfono para hablarle a un amigo. Marcas 55 y el rosario de números que identifican la línea del domicilio o el móvil. Al dar línea, el teléfono da tono, pidiendo paciencia mientras del otro lado reacciona. Tu amigo contesta: ”¿Bueno?”.

Bueno será por que ahí vive el señor Bueno o por que es bueno que le este hablando o se referirá a que en vista de que la comunicación es constante y clara por la línea telefónica me está confirmando que es posible iniciar nuestra conversación. ¿Por qué no me responde con un “Hola”? No quiero la formalidad de la familia de alcurnia que responde “residencia de la familia X” o de la empresa con su contestadora automática “esta usted hablando a X y compañía”. ¿Es mucho pedir un saludo para iniciar la conversación? Ni en las redes sociales empiezas escribiendo BUENO.

Segunda escena: Con la urgencia que caracteriza nuestro urbano ritmo de vida, le pides a alguien (colaborador, pariente o quién sea) si te puede ayudar con lo que estés haciendo y la respuesta que surge es: “ahorita”. No hay expresión más ambigua temporalmente que esta. Pueden pasar unos segundos, horas y hasta días. Incluso puede pasar que no pase nada y nunca recibas una mano. El AHORITA es sinónimo de procastinar, diferir, postergar…en pocas palabras ahí para cuando se pueda o se le pegue la gana al interlocutor.

Tercera escena: tu abuelito te llama con esa voz cavernosa y respondes: “Mande usted”. Este remedo de nuestra época colonial es un recordatorio constante de lo que es ser agachados. No hay que confundir la vocación de servicio con la servidumbre. Lo siento abuelito (y don Teofilito). Prefiero contestarte: “DIME”.

Tras imaginar estas escenas auditivas no me queda más que condenar al olvido a estas formas de expresión. Mejorar nuestra comunicación implica expresarnos bien, para que el otro nos entienda. Si de paso lo hacemos sentir bien, que mejor.