El pasado 2 de agosto, sufrimos una de las peores tormentas que recuerde la ciudad de México; colonias como la Roma, Escandón, Condesa y Sn Miguel Chapultepec se vieron afectadas por inundaciones y una capa de granizo que a lo lejos recordaba las imagenes del national Geografic en los polos.
Con todo, una vez más nos recuperamos. Y retomando mi comentario de los niveles del agua, el ejemplo fue palpable. No importo el desasolbe de las coladeras contra los bloques de hielo y maleza desprendida de los arboles que las taparon; no importaron los cientos de créditos automotrices aprobados en los ultimos años, cuando los autos no pueden circular como anfibios; no importo en otras colonias lo que pasaba, pues no les cayó a ellos.
En síntesis, no importan las providencias adecuadas cuando la circunstancia es totalmente diferente y tampoco es una cuestión de económica. Lo importante es adaptarse y reaccionar adecuadamente.
Que esta llamada de atención no nos pase de largo para aplicarla en el extraño contexto político que falta por recorrer en este mes de agosto.
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