Ayer los citadinos nos enteramos de un hecho de violencia que no se queda lejos de los que fue Virginia hace algunas semanas. Un hombre entró en el colegio Churchill y asesinó a la directora de preescolar. Gran movilización policiaca, el agresor está detenido en el bunker de la procu y mañana por la mañana se definirá su situación jurídica. ¿Caso cerrado?
Algo que resalta en contraste con las numerosas ejecuciones que el narco ha realizado durante todo este año, es el ámbito donde se llevó a cabo el delito y que el agresor es padre de familia, abogado de profesión, y como muchos otros, un hombre abrumado por varios problemas: divorciado recientemente, al parecer perdió la custodia de sus hijos y rondan algunas hipótesis de que no se le quiso revalidar la inscripción a uno de sus y hasta una posible violación del más pequeño (aunque esto lo niega la escuela y la SEP, pero hay que recordar que la instancia ante la que se hacen este tipo de denuncias es el ministerio público).
Por lo general la justicia y los medios develan lo peor del agresor, amén de la causa por la que se le haya detenido. En la radio por ejemplo, entrevistaban a una señora que decía que el tipo era agresivo, que estaba loco; en contraste, sus vecinos se refieren a él como un tipo tranquilo que no se metía con nadie, y que la conflictiva era su esposa.
La víctima por su parte, es definida por las autoridades escolares y algunos padres de familia como honesta, buena maestra y cariñosa madre de 3 hijos.
Obvio que se debe indagar cuales fueron los motivos del agresor para privar de la vida a la víctima, pero también, que hizo la víctima para provocar al agresor. Pareciera que la ira acumulada era más lógico que la descargará contra su ex cónyuge que contra un tercero.
¿Cómo alguien puede llegar a ese extremo sin temer a las consecuencias; sin tener nada que perder? La misma situación del indiciado implica que en realidad su entorno lo había acorralado.
Un detalle adicional: no se cuanto cueste la colegiatura de este colegio, aunque se ve que es de gente pudiente; pero sus controles de seguridad han demostrado ser malos, y el precio de no comprar un detector de metales lo han pagado caro.
Por supuesto, la sociedad pedirá que se castigue al agresor; pero sería mejor saber todos los pormenores de la historia, pues como este hay varios casos donde la descomposición familiar puede ser un detonador de actos violentas en las casas, en la calle, en el trabajo o donde sea que el límite sea rebasado.
1 comentario:
Lo que si es un echo es que ya estamos llegando a niveles de estres y de violencia muy altos y no solo aqui , si no en todo el mundo entre los mov. de calentamiento global, disputas entre politicos, marchas manifestaciones y el gran incremento de vehiculos y la gran falta de mas transporte la gente en si esta desquisiada y cada quien trata de sacar su furia de diversas maneras algunos gritan otros golpean o en este caso cometen actos como el que acabas de mencionar y lo que si es un echo es que va a llegar un momento en el que el estres va a ser incontrolable.
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