Se nos fue Saramago, el premio Nobel. Pero más cercano, más auténtico, más ingeniosos, más mexicano, se nos fue el buen Carlos Monsivais.
Un intelectual de contrastes, pero lucido cronista de nuestro tiempo. El pueblo lo despide y lo llora, mientras el régimen se hace pendejo (cosa que no les cuesta trabajo).
Duele ver a Elenita llorar a un buen amigo. "¿Qué vamos a hacer sin ti?"
Te vas cobijado por los que luchan por la diversidad, por sus creencias, por sus derechos; por los intelectuales ya hechos y por los aprendices que requieren orientación; y sobre todo, por los que gustaban de oirte o leerte.
El oficialismo hace como que hace, pero los pobrecitos ojetes siguen pensando en sus bonos y en sus argüendes. Oportunistas con mentalidad VIP, que no pasan de clientes frecuentes del VIPs y todo para que les den descuento.
A lo mejor tu partida sirve de chispa, pues las primeras ramitas empezaron a arder. Jesusa te espanto las moscas en Bellas Artes y a varios les salieron del alma gritos como "¡Monsi es del pueblo!", "¡Muera el espurio, viva Monsiváis!", "¡muera el mal gobierno!", "¡Que viva la inteligencia!".
Solo para que lo sepas, no te dejaron un ratito con los electricistas; la carroza tenia prisa de dejarte en la parrilla. El gobierno se caga de miedo, y el tufo no se cubre ni con sus perfumes del dutty free.
Nos vemos, ferreo defensor de los gatos.
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