Como parte del descolorido sermón a la sociedad por parte del legislador Creel, al opinar sobre el voto nulo, hay dos puntos rescatables de este desvario:
1. Quienes promueven el voto nulo se autoexcluyen del sistema democrático; a lo cual pregunto...¿CUÁL? Se referirá seguramente a la partidocracia burocrática corrupta que maneja el país y de ser así, sí me excluyo.
2. El término suicidio político. Bueno, para la clase política mexicana este proceso ha sido largo, aunque están a punto de empezar a sufrir los dolores de tantas mentiras y abusos. La necropcia en esta herida es inevitable.
Retomando la reflexión del post anterior, me parece que no solo hay que irles a tocar la puerta para ver que se proponen. Pensandolo bien ¿por qué tendrían que poner ellos la agenda? Sería mejor redactar esta agenda o manifiesto, que lo firmen y lo hagan; y si no es mucho pedir, por primera vez en nuestra historia, planear y calendarizar decisiones y acciones y medir los resultados, no seguir operando al chilazo.
Y a diferencia de la extraña percepción del tiempo de estos politiquillos de pacotilla que todo ven a largo plazo, creanme, esto es urgente y hay que hacerlo ya. O ¿quieren celebrar el bicentenario de la independencia y el centenario de la revolución volviendo a pelear contra la opresión y la injusticia?
Lo lamentable de ello sería que los que moririan seriamos los que creemos en salvar a nuestro país, y no los cobardes con casitas al otro lado de la frontera.
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