Incertidumbre. No se puede calificar de otra manera la situación.
Los cubrebocas son parte de la mode de primavera y subitamente las costumbres salubres de la población han cambiado. Lavarse la mano continuamente es de ley.
Toda concentración es evadidad. En principio los actos del día del niño se cancelaron. Pero hay muchos sitios de tránsito comúnes: supermercados, tiendas, medios de transporte, los mismos hospitales.
Por supuesto, el siniestro sentido del humor de algunos aflora: que si fue un atentado biológico ahora que vino Obama, que si es el primer jinete del apocalipsis, que si es la forma en que se quieren echar a los narcos, que si Carsterns fue el que empezó el catarrito, que si van a ganar un voto por tapaboca, que si el virus se llama fecalina espurioza, que si los tapabocas M te hacen sentir más...seguro, que la nueva novela de García Márquez se llamará El amor en los tiempos de la influenza...ah, nada como las muestras de ingenio.
La última vez que recuerdo tantos cubrebocas fue en la época de los IMECAS y las inversiones térmicas en el DF.
Hay filtraciones de los organismos de salud: 100 muertos. Nada de que sorprenderse si se recuerdan las cifras oficiales de 1985.
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