Ayer se desató una tormenta por la noche. Súbita, feroz, breve, pero destructiva (segun dicen vientos de mas de 76 km/h).
El saldo: espectaculares caídos, rejas caídas, cables caidos, transformadores quemados, árboles caídos, un tráfico de San Juan de las pintas, un apagón de antología que demostro que la hilaza electrica que tenemos es frágil, y la obscuridad en realidad era gacha; no se veía nada si no pasaba un auto.
Definitivamente el Metrobus demostró de nuevo ser insuficiente, y los policías hicieron su mejor esfuerzo para, en algunos casos, aumentar el caos.
Aqui nos tocó vivir.
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