Muchos economista como Marx, estudiaron el capital. Los bienes tangibles que tanto estimamos. A fines del siglo XX se empezó a hablar del capital intelectual; el valor intangible que mueve la economía del conocimiento.
Pero al parecer hay algo más. Un intangible que contruye y derrumba imperios: la credibilidad.
El bienamado (por lo lacayos) regimen totalitario cayo por su falta de credibilidad y capacidad.
La siempre querida y sufrida selección nacional ya no es santo de nuestra devoción; son solo un puñado de pamboleros que ganan más que lo que puede ganar alguien con un titulo universitario, con el lujo de hacer mal lo que se supone que hacen.
El sistema político gasta dinero en medir y comprar credibilidad para sostener a sus huestes.
Los personajes de la farándula se operan y desbocan por llamar la atención o usan sus dotes histrionicas para ganar audiencia.
Las consultoras de opinión cobran buen billete por esto; y las primeras empresas que creyeron en las encuestas como medios nobles, han sido borradas del mapa por profesionales.
Y tú credibilidad ¿que tal anda?
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